El Estado peruano ha demostrado nuevamente su ineptitud al dejar al Cusco sin un aeropuerto funcional durante cinco años. El aeropuerto de Chinchero, un proyecto esencial para la región, quedó paralizado por falta de inversión y decisiones políticas erráticas, afectando negativamente una infraestructura crucial para el turismo, uno de los pilares económicos del departamento. Como resultado de esta incompetencia, el Estado ahora debe desembolsar 91 millones de dólares a Kuntur Wasi, la empresa a cargo del proyecto.
Este pago expone la negligencia de las autoridades y su fracaso en priorizar el desarrollo económico y turístico de la región. Mientras los políticos se refugian en agendas personales ajenas a los problemas reales, los cusqueños sufren las consecuencias. Durante estos años, Cusco ha perdido una inversión que habría impulsado su economía y beneficiado el turismo local.
En vez de abordar la problemática, el Estado ha permitido su deterioro. La ausencia de un aeropuerto moderno en Chinchero ha dejado a los cusqueños con promesas incumplidas y frustración creciente. Las familias que dependen del turismo han visto reducir sus ingresos y aumentar la incertidumbre, mientras los políticos no ofrecen soluciones claras y efectivas.
La responsabilidad recae sobre los políticos, que han ignorado las necesidades urgentes de Cusco y su gente. La ineficiencia y desidia han dejado a la región sin una infraestructura esencial para su crecimiento. ¿Qué hace el médico cuándo una medicina no cura la enfermedad? Cambia la medicina. Mientras tanto, los cusqueños seguimos eligiendo la misma medicina–o mejor dicho, veneno. Para realmente sanar la economía del Cusco de manera definitiva, necesitamos de un nuevo Ciclo con personas formadas y dedicadas, pero que por sobre todo vean los problemas de los peruanos. Los cusqueños merecemos un aeropuerto que impulse el turismo, pero por sobre todo nos merecemos mejores políticos.