El paro regional del 14 de mayo en Cusco, convocado por diversos gremios y sindicatos, ha dejado grnades pérdidas económicas y una imagen de inestabilidad que amenaza con destruir el turismo en nuestra región. Según estimaciones de la Cámara de Comercio de Cusco, la paralización generó pérdidas cercanas a los cinco millones de soles en un solo día, es decir, cuatro soles a cada uno de los más de 1 millón de habitantes cuzqueños, afectando no solo al sector turístico, sino también a otros sectores productivos .
La suspensión de servicios turísticos, como trenes y buses hacia Machu Picchu, provocó cancelaciones masivas de reservas y la frustración de miles de visitantes, quienes se vieron obligados a modificar o cancelar sus planes de viaje . Esta situación no solo impacta en la economía local, sino que también daña la reputación de Cusco como destino turístico seguro y confiable.
Las imágenes de caos viajan más rápido que los vuelos. Y los turistas ya no quieren volver. Esto daña al presente y al futuro. A los trabajadores, a los jóvenes, a todos los que viven del turismo formal y honesto.
Es hora de pensar distinto. Exijamos cambios, sí. Pero sin destruir lo poco que funciona. Si seguimos atrapados entre huelgas políticas y gobiernos ausentes, Cusco se quedará sin pan, sin turistas y sin futuro.