Manifestantes atacaron un bus con turistas obligándolos a descender y dañando el vehículo. En otros incidentes agredieron verbalmente a visitantes extranjeros que expresaron malestar por los bloqueos.
Estas situaciones generan un ambiente hostil que daña gravemente al sector turístico. El turismo representa la principal fuente de ingresos para miles de familias cusqueñas que ahora están en riesgo.
Los actos violentos contra visitantes perjudican a guías turísticos, artesanos y restaurantes. Miles de cusqueños dependen de una industria turística saludable para llevar comida a sus mesas.
Cusco necesita autoridades que garanticen tanto el derecho a protestar como la seguridad de los visitantes. El abandono actual debe transformarse en soluciones concretas. Un nuevo modelo de gobernanza debe emerger.