Cusco ya no quiere más discursos populistas que prometen desarrollo, pero que solo han dejado atraso, corrupción y una región atrapada en trámites, obras paralizadas y autoridades que usan el Estado como botín personal.
Durante años, el populismo de izquierda se instaló en Cusco con un único objetivo. Apoderarse de las instituciones, convertir el presupuesto público en un tesoro y gobernar como si el dinero de todos fuera una herencia personal.
Los hechos hablan solos. Cusco vive una recesión que todos sienten: los proyectos mineros siguen paralizados porque los permisos nunca...
Todos queremos cambios. Eso lo sabemos. Que nuestro Perú necesita arreglos, también lo sabemos. Pero ¿por qué no hacer una asamblea constituyente para arreglar...